lunes, 23 de febrero de 2009

Amores de buhardilla.

En la buhardilla.

Había una luz de satélites
una nevera,unas flores,unas sillas
olían a amantes y a café
las mañanas de los domingos
él abría la ventana cuando comíamos
por la que nos íbamos por los bosques
de caballos,soles y morados caminos
había papeles para mis rasguños
una cocina,frutas,una mesa,un mueble mullido
cantaban unos pájaros en el ondulado tejado
entretenidos con nuestras migajas
una alacena naranja fuego guardaba la subsistencia
había especias,calor,un cuarto
unos platos,unos zapatos,una máscara blanca
músicas lejanas como oraciones
agua ámbar que nos calmaba la sed
pan fresco,queso blanco,piezas de Bach
un diapasón, una escalera,una amplia cama
(antes hubo un colchón viejo que nos hizo doler los huesos)
fuimos soberanos guerreros
había pobreza algunas noches
nos quedabamos en silencio
despacio entraban las estrellas
por una pequeña ventana de madera
había cubiertos,un labial,ropa suya con la que me cubría
manjares que hacía para alegrarle el corazón
una brisa suave y fría,yo desnuda,él pensando
hice poemas,menstrué,escuché boleros
él estudiaba,callaba,era bello
veíamos a quienes iban a trabajar
y poblábamos el lecho agradeciendo
no ser uno de ellos
había una persiana,té chino,papelón
un vestido mío como péndulo en un clavo
sus medias,mis creencias,sus razones
sueños de ser ricos,de habitar montañas,de irnos lejos
de morir de viejos en un pequeño pueblo
había fósforos,partitura,una sábila
mis notas por su ausencia en una caja de barro
un bolso negro con cuadernos abrazando una flauta
arroz ocre,trigueña azúcar,unas jarras de arcilla
había siempre la presencia de la luna
mis sandalias,unas palabras unos besos
y la voz de su guitarra.

Este poema aparece en mi libro Dulce Cántico de la Luna,particularmente largo,poco lo hago.

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