jueves, 26 de marzo de 2009

El reencuentro con Carmen "Kant"

Este mes,¡cuan difícil! para mi en relacón a lo comercial,que como saben,no es que tengo un negocio y hago otros trabajos....no,esa tienda es mi vida,parte de mi proyecto de vida,mis esperanzas,mi templo de creación,mi realización,mis intentos;de pronto asistir a ella entusiasmada,motivada,planificando,haciendo,agotandome y sintiendome feliz,comenzó a ser paralelo a mortificarme por lo bajo de las ventas,la exigencia de pagos y papeleos que en verdad,confieso,hacerlo sola,es casi un acto heroico.Dios,él siempre con sus travesuras,me tenía reservado,regalos maravillosos,justo en este mes que decidí publicar en este blog,historias escritas por mujeres,aparecen y una de ellas,Carmen Reverón,mi amiga de la Unniversidad,de ir a su casa,la única que se le ocurrió darme un hijo para que lo amadrinara,apareció este mes,me buscó en faceboock,un espacio que uso entre nunca y jamás y allí estaba y aquí está:



Siempre he pensado que los reencuentros suelen ser decepcionantes,
Volver a ver a personas que en el pasado le daban sentido a la existencia,
Pueden resultar en un posterior desapego,
y en el cierre de un ciclo que jamás pensamos llegaría.
No obstante, hoy, en este día calido,
tapizado de pequeñas gotas de una tímida lluvia, he vuelto a saber de ti
y me ha invadido una dulce nostalgia,
tan dulce que al encontrar tus palabras en mi e-mail
las lagrimas brotaron sin control.
Hoy estoy aquí, escribiendo estas líneas, mi larga y corta historia
De la cual formaste parte, no solo en las aulas de clase de la Universidad, no solo en el frío espacio de la biblioteca
Donde intentábamos emular a Focault ¡vaya pretensión!,
Sino hasta la línea donde la amistad y la fraternidad no tienen frontera.
Una historia llena de sueños de estudiar en Francia,
De encontrar el amor de mi vida,
De triunfar en la vida, ¡que absurdo! Estar viva ya es un triunfo.
Hoy tengo que confesarte que no fui a Francia
Pero tengo un hijo hermoso, tú ahijado,
No encontré el amor de mi vida, he besado a cuanto sapo se ha cruzado en mi camino, ninguno se transformó en príncipe,
Sigo amando a quien no me ama, y tampoco se ha curado mi insomnio,
Hago lo que me toca hacer y no lo que quiero hacer y, aunque contradictorio,
No es un balance negativo, he renacido de mis cenizas una y otra vez,
Todavía leo El Nacional, no solo para ver la cartelera de cine.
Y trato de no dejarme atrapar por la “nada”, como en aquella película que disfrutamos juntas.
He vuelto a saber de ti, y mi corazón se llenó de alegría,
Lo que una vez llamaste “extraños hilos comunicativos” aún siguen allí,
Aún guardo tu libro “Epístolas de tarde”, y de vez en cuando leo Abril
Para recordar que la libertad es más que un ideal y que Abril, en esencia,
Sigue aquí, soñando, buscando respuestas y riendo de felicidad por el reencuentro

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