lunes, 8 de junio de 2009

Caminemos,bolero de algunos

Cuando invité a María Antonieta a esta etiqueta,presentía que tendría algo que me iba a "tocar hondo",justo selecciona uno de los boleros de mi Papá,ese hombre seco que pocas veces en sus casi 80 años ha dicho que algo le gusta con tal vehemencia como esta canción,cuando paso sus cumpleaños con él,no dejo de pedirle a Key Franceschi que me acompañe y le canto a él su bolero preferido,me oye con atención y luego nos aplaude emocionado,igual me emociona el testimonio de mi poeta querida.

Testimonio de “Caminemos”. María Antonieta Flores
Ésta es "Caminemos", pero en la voz de Carmen Delia Depiní.
Justo la escucho ahora.

Los compositores son Alfredo Gil - H. Martín. Famosas las versiones de Los Panchos, Sara Montiel, Vicente Fernández. ¿Maná la habrá versionado? De éstas, sólo conozco la de Los Panchos.

La primera vez que le presté atención a esta canción estábamos un grupo de poetas en Viena al final de la noche -estaba Rafael Cadenas que gusta de los boleros- y todos cantaron, menos yo que tengo un trauma con el canto y ni el cumpleaño feliz...
Una chica que estudiaba música en Salzburgo, amiga de una de las poetas presentes, la canto a capella. Fue un descubrimiento para mí. Revaloricé la letra que la noche amable de una primavera vienesa me entregaba en medio de la poesía y unos cantos nostálgicos por nuestras raíces pues éramos unos cinco o seis poetas latinoamericanos. El poeta colombiano, paisa él, Elkin Restrepo, grabó ese momento. Se llevó esa canción y la voz de Cadenas cantando un bolero también. Para mí, un tesoro pero está en mi memoria al menos...

Luego, volví sobre esa canción cuando en un bar llegaron unos cantantes y el hombre que me estaba amando y yo lo estaba amando también, me dijo que pidiera un bolero, y yo dije: Caminemos. Nos estábamos despidiendo y era una despedida dura.

Esa canción es maestra por sus tensiones. Sus noes y sus tal veces. Una siente que la letra hila una esperanza y una mentira, pero también una verdad, porque los reencuentros ocurren. En las despedidas hay clichés que uno se impone como deber, más en esta época donde los desgarramientos están prohibidos. Así que venía bien: "ya no debo pensar que te amé", "es preferible olvidar que sufrir" pero también en la misma canción una encuentra lugar para desgarrarse: "no concibo que todo acabó", "que la vida nos separó sin querer" y se siente una, entonces, en la década de los cuarenta del cercano siglo XX pero sin sombrero ni guantes ni glamour.

Pero la letra ofrece su ventana de esperanza: "tal vez nos veremos después" junto con la idea de que se cumplió un destino inevitable: "la ruta que estaba marcada" y que en un lugar recóndito, donde nadie hurgue, uno puede seguir esperando: "sigo insistiendo en tu amor que se perdió en la nada".

La vida separa, y uno evoca el movimiento y el tiempo como esperanza pero también como una incertidumbre: “sigo caminando sin saber a dónde llegar”.

Es un mundo de prohibiciones y derechos que se da uno en eso que se intenta llamar amor, todo atrapado en el pequeño lugar que marcan tres minutos o lo que dure la canción.
Caminemos.

No,ya no debo pensar que te amé
es preferible olvidar que sufrí
No,no concibo que todo acabó
que este sueño de amor terminó
que la vida nos separó
sin querer
caminemos,tal vez nos veremos,después.
Esta es la ruta que estaba marcada
sigo insistiendo en tu amor
que se perdió en la nada
vivo,caminando,sin saber,donde llegar
tal vez caminando la vida nos vuelva a juntar.

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